La crisis ocasionada por la pandemia de coronavirus causó una de las disrupciones sociales más grandes del último siglo. El mundo debió enfrentar un desafío para el cual no estaba preparado. Sus sistemas colapsaron y mostraron su enorme vulnerabilidad para adaptarse al nuevo contexto. La provisión de servicios esenciales no siempre fue igualitaria, afectando funciones básicas de los sistemas, como garantizar la inclusión y la equidad: el concepto mismo de humanidad quedó desafiado.
Nota conceptual y relatoría gráfica
A 15 años de la creación de Ceibal, la Fundación Ceibal reflexiona sobre cómo construir un sistema educativo resiliente en Uruguay y la región.
Esta realidad atraviesa la educación y emerge no sólo ante una pandemia, sino también frente a otros contextos adversos, como los desastres naturales, conflictos armados, crisis políticas o migraciones masivas. Esto genera una situación tan paradójica como desfavorable: los sistemas educativos se saturan o no logran dar respuestas en circunstancias en que la educación misma resulta fundamental para mitigar la crisis. Este escenario complejo es también una oportunidad para mirar hacia el futuro y proyectar un sistema educativo capaz de afrontar desafíos tanto previsibles como emergentes.
Uruguay, como otros países, se encuentra frente al desafío de crear un sistema educativo resiliente, capaz de afrontar cambios manteniendo sus funciones básicas, su estructura y su identidad, además de su capacidad de organizarse, de aprender y de adaptarse. Esto demanda acordar los mínimos indispensables para el funcionamiento del sistema educativo, innovar, aportar nuevas reglas, construir indicadores alternativos y dejar andamiajes claros para reactivar funciones más complejas una vez que sea posible. Esta tarea requiere recuperar elementos previos y revisar las políticas educativas, sus servicios y recursos, la configuración institucional de la escuela, las relaciones entre los distintos actores de la comunidad y las habilidades específicas para fortalecer su interacción, la construcción de conocimiento y su bienestar.
La resiliencia se valora en función de la particularidad de cada amenaza y del sistema específico, en un contexto y en una temporalidad determinada. Si bien el análisis convergente de múltiples escenarios adversos para el sistema educativo requeriría un ejercicio sistemático, multidimensional y complejo; en función de la experiencia reciente ocasionada por la pandemia de coronavirus, se identifican algunas limitaciones de adaptación a la adversidad. Entre ellas:
i
la territorialización de la enseñanza y el aprendizaje en los confines del edificio escolar, como lugar casi exclusivo donde se concentran sus recursos materiales e intelectuales y se reúnen sus actores;
ii
la predominancia de la comunicación sincrónica y presencial en una temporalidad definida y acotada, y
iii
falta de claridad del rol de las familias y otros actores dentro de la tarea educativa. Estas dinámicas difieren de las características propias de la cultura digital -con crecimiento exponencial durante la pandemia-, anclada en la desterritorialización del espacio a través de la virtualidad y la comunicación remota, tanto sincrónica como asincrónica, con recursos digitales abundantes disponibles en forma permanente.
Uruguay dio respuesta al contexto adverso con una propuesta de educación combinada o híbrida implementada en forma conjunta por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el Plan Ceibal. Esto fue posible gracias a la infraestructura digital, recursos educativos y servicios pedagógicos preexistentes del Plan, con llegada universal a todo el sistema público de educación primaria y media básica. Algunos de los elementos del Plan Ceibal cumplieron un rol esencial para sostener la educación combinada, como las computadoras personales entregadas a estudiantes o su plataforma de aprendizaje, que se convirtió en uno de los sitios más visitados de Uruguay durante la suspensión de las clases presenciales. Algunos servicios se adaptaron con mejoras, como la provisión de formación docente específica y la integración de videoconferencia a la plataforma de aprendizaje CREA. Otras prestaciones, como la provisión de conexión a internet, que venía focalizada en los centros educativos, demandó estrategias de mitigación, con acuerdos con proveedores de internet para dar acceso a recursos educativos en línea sin costo de consumo de datos. Uruguay cuenta con grandes ventajas, como su alta penetración de internet -mayor al 85%- y el liderazgo de una empresa estatal (ANTEL) en el mercado de telecomunicaciones del país.
Tomando como premisa la importancia del aprendizaje para la construcción de la resiliencia, Uruguay tiene la oportunidad de pensar cómo avanzar de modo más sistematizado en el diseño de un sistema educativo que tenga aún mayores capacidades de adaptación ante escenarios adversos. El recorrido hacia un cambio transformador podría requerir adaptar el sistema educativo a una escuela distribuida y en red, con importante mediación digital, acompañada por la generación de una combinación de capacidades y habilidades entre los actores de la comunidad educativa.
Algunas ideas preliminares pueden incluir la necesidad del diseño específico de políticas, protocolos y recursos para favorecer una educación combinada y adaptada a diferentes escenarios, con propuestas que se correspondan con experiencias, expectativas, saberes emergentes y posibilidades de los estudiantes, particularmente de los sectores más desfavorecidos. Esto requerirá pensar cómo idear un currículum de educación combinada, contextualizado en los espacios relevantes y contemplando el rol fundamental que cumple la escuela como lugar de encuentro, socialización y promoción del aprendizaje. Por esta razón, las estrategias deberán considerar la factibilidad en función de las condiciones particulares, según grupos etarios y contextos socioeducativos, a partir de un diagnóstico apropiado.
También se requeriría el fortalecimiento de los ecosistemas digitales de aprendizaje para aumentar su diversidad y adaptación en relación a la infraestructura y la conectividad, las capacidades logísticas y organizativas, incluyendo el aprovechamiento de datos para monitoreo y retroalimentación. Además, será fundamental innovar y fortalecer modalidades de aprendizaje a través de la construcción de estrategias de liderazgo y formación docente orientadas al cambio, junto con una oferta de contenidos accesibles, seguros y motivadores para los estudiantes. Es importante analizar la pertinencia de la incorporación de competencias digitales en la educación obligatoria, esenciales para garantizar un acceso seguro y responsable a recursos de aprendizaje y para la integración plena a una cultura cada vez más digital.
Finalmente, se plantea el desafío de conjugar la construcción de conocimiento relevante -que puede incluir contenidos mínimos y saberes relacionados con la emergencia- con el aprendizaje social y emocional, clave para promover el bienestar de toda la comunidad educativa, particularmente en momentos en que aumenta el estrés y la incertidumbre. Es necesario considerar propuestas específicas para grupos vulnerables, más expuestos a las amenazas y con menos recursos y acompañamiento ante las situaciones de adversidad. Resulta clave promover la creatividad, la empatía y el optimismo, así como habilidades de adaptación y resiliencia emocional. El desarrollo de un sistema educativo resiliente favorecerá la capacidad de los estudiantes de sobrellevar barreras y adversidades que dificultan la construcción de conocimiento y resultan fundamentales para promover la equidad educativa, el bienestar y la movilidad social.
La Escuela de Invierno, organizada por la Fundación Ceibal, propone las siguientes preguntas para promover reflexión y análisis:
1
¿Cómo se construye la resiliencia de sistemas complejos, con un equilibrio entre estabilidad y cambio?
2
¿Cómo generar y escalar un ecosistema digital innovador para la construcción de un sistema educativo combinado y resiliente?
3
¿Qué estrategias está adoptando la comunidad internacional para integrar competencias y ecosistemas digitales a sus sistemas educativos?
4
¿Cuáles son los desafíos y oportunidades de Uruguay para la construcción de un sistema educativo resiliente? ¿Qué debería incluir o priorizar?
5
¿Cómo construir un currículum para la educación combinada en Uruguay? ¿Qué debería incluir o priorizar?
6
¿Qué formación docente es necesaria para integrar un currículum combinado y hacer más resiliente al sistema educativo de Uruguay?
7
¿Cómo promover el aprendizaje social y emocional entre los actores de la comunidad educativa, en particular los más desfavorecidos, para afrontar situaciones adversas?
8
¿Cuáles deberían ser las temáticas prioritarias de investigación para construir un sistema educativo resiliente en Uruguay?

